Conozca la historia de un grupo de vecinos de Rosario que por la década del 60, se unieron para dejar su marca, formando parte de la rica historia pichonera.
Imágen Guzmán Mar
La fundación de la Asociación Amigos de Rosario el 16 de mayo de 1962, puede considerarse el máximo acontecimiento de ese año. Dicha asociación se convirtió en uno de los más poderosos motores generadores de progreso colectivo de la ciudad.
Creada por la iniciativa visionaria de varios vecinos nucleando con su actividad las inquietudes y las ideas de mayor impulso y más trascendente efectividad para la zona.
El periódico El eco de 1964 decía «podemos afirmar que no ha existido una sola iniciativa ni labor de progreso colectivo que no tenga la impronta o en su caso la colaboración de Amigos de Rosario, alentada por su pueblo y respaldada por sus realizadores, ha procurado colocar a nuestro Rosario en el plano nacional no con estrecho ánimo aldeano de exhibicionismo sino llamando a la atención de la República a sus gobernantes y a sus pueblos sobre este esfuerzo magnífico provocando el apoyo oficial y la emulación ciudadana.»
Dentro de sus logros la asociación participó en la llegada e instalación de Fanaesa, que el Juzgado Letrado se ubicará en Rosario para la zona este del departamento, que el Banco hipotecario del Uruguay construya en nuestros terrenos las viviendas sociales del plan BID. Qué varios edificios bancarios se construyan en la década del 60 en nuestro territorio. participó directamente con la llegada y creación del definitivo y Liceo de Rosario, sumando también con la llegada de la regional número 7 de Vialidad para nuestras tierras, aporto directamente en la colocación del alumbrado público para toda la ciudad, entre múltiples realizaciones menores que también se realizaron por Rosario.
Toda esa labor de fuerza continuada, de sacrificio personal, de tenacidad sin limitaciones ni pausas, ha sido llevada a cabo por muchos vecinos trabajando en el anonimato y sin precedencias con una única meta, el progreso constante de Rosario y el único origen, amor a esta tierra.
Dentro de los nombres en el consejo directivo se encontraban Ramiro Julio Borrás, Gino Tramontín, Héctor A. Collazzi, Julio C. Melognio, Ángel Alberto Blanco, Alfredo Toja Roche y Miguel Gimeno.
Ellos y sus múltiples colaboradores, una larga lista de magníficos realizadores, tuvieron por aquellos años la dicha de lograr que Rosario sea visto y elogiado a nivel nacional como una de las ciudades de prestigio, ubicando a Rosario en posiciones de elite a nivel laboral, económico, industrial y social. Décadas después recordamos a esta gran Asociación de Amigos de Rosario, donde le debemos una gran parte de la historia pichonera.