Rosario se vistió de dramaturgia y escuchó el eco de los aplausos y de la emoción. 

Llueve sobre Rosario, ha llovido todo el día, llegó el momento de hacer silencio, ya casi empieza la función. Será cuestión de que se apaguen las luces y se encienda la imaginación.

Llueve, llovió y ha llovido todo el fin de semana. En días así, la gente prefiere muchas veces quedarse en casa, sin embargo, Rosario se vistió de dramaturgia y el CECOE escuchó el eco de los aplausos y de la emoción. Gracias al trabajo en conjunto del grupo de Teatro “La Pérgola” y la Comisión de Cultura del Municipio, nuestra ciudad celebró este fin de semana el Primer Festival de Teatro “Dramaturgias del Interior”.
Fueron dos días en que las palabras y los personajes no faltaron a la cita. Alrededor de una mesa, dramaturgos actores y público reflexionaron en torno del teatro, a la creación artística y se conmovieron con las historias que escapaban del papel para adquirir vida propia.
De esta manera fueron transitando obras y actores, entre las emociones y las luces azules de la infancia y la adolescencia. Un adolescente víctima del hostigamiento, una niña llamada Enriqueta, dos hombres que hablan de sus vidas reconociéndose animales y humanos, presa del instinto y del miedo, una mujer que puede ser tres mujeres, debatiéndose entre la soledad y el dolor, en un marco histórico de desapariciones y ausencias que recrea el Uruguay de la década del 70.
Dice Kartun, “El arte es la respiración de los pueblos”, y sin lugar a dudas este fin de semana nuestra ciudad exhaló e inhaló cultura. Con entradas muy populares, el dios Baco dio la bienvenida a las personas que ingresaban en esta sala característica de nuestra ciudad. Con un ambiente íntimo y familiar, quedó claro que el teatro es arte en movimiento. Sobre el escenario se comenzaron a desplegar las historias y los personajes despertaron de su sueño para iniciar su danza por cada rincón de este emblemático lugar. Qué puede hacer un profesor de matemáticas cuando descubre que su alumno está al borde del suicidio? Qué pueden hacer dos hombres, sentados frente a frente dejando fluir un humor disparatado y surrealista? Por qué molesta a una vecina la risa fresca e inocente de Enriqueta? Qué dolor se instala en esas mujeres que esperan a un hombre que ya no va a regresar, un hombre que integra la escalofriante lista de desaparecidos? Qué tristeza se aferra en ese sitio en donde descansa la vida?
Cuatro obras, diversos talleres gratuitos dirigidos a un público expectante, deseoso de navegar las aguas turbulentas de la dramaturgia, acercando a personas que por curiosidad quisieron vivir esta experiencia y salieron de la sala conmovidas.
Cada vez más humanos, cada vez más animales, entre las luces y las melodías…entre el silencio y los aplausos, seres escribiéndose a sí mismos, libres, equilibristas del miedo, negándose a renunciar a la alegría, abrazando ausencias y gritando injusticias.
“El teatro queda” dice kartún y hay que ser valientes para llevar a cabo la quijotada de inventar muchos mundos en un solo fin de semana.

Llueve sobre Rosario, ha llovido todo el día, sin embargo, la sala se ha vuelto a llenar, la gente se ha sentado alrededor de la mesa, somos algunos más de los que fuimos ayer. Unos jóvenes eligen las mejores butacas, están ansiosos y sonríen. Llegó el momento de hacer silencio, ya casi empieza la función. Será cuestión de que se apaguen las luces y se encienda la imaginación.

Redacción: Marité Ayala